Siempre escribe igual. Siempre escondida tras un manto de humo.
Transeúnte de los mismos vocablos y rimas.
No hay nada arriesgado en el color de sus versos.
Todo programático.
El rostro que cualquiera puede conocer y que ya todos conocen
Con esa forma tan suya de seleccionar expresiones.
Con esa sutileza solapada de critica y poca verborragia.
Un tic-tac de sonetos sin métrica ni sentido.
Un augurio de principio a fin, muy bien adornado, muy poco soberbio. Increíblemente cobarde.
Sin entradas inesperadas, sin recovecos ni potencialidades.
Borradores de borradores, todos de papel carbónico
Hijos de la nada.
Nacidos de un submundo extraño de frases, que nunca se aparean ni se materializan.
Un escribir poco fértil y poco autentico.Un limite claro, una verdad inexistente.
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